sábado, 26 de julio de 2014

Somos personajes

Hoy no voy a ir escondiendo palabras para que quede bonito, hoy no.
A todos se nos va la fuerza por la boca, sí, pero a mi ya se me están escapando hasta las ganas, las ilusiones. Estoy muy cansada, y eso que aún no llevo casi nada de tiempo ahí. Será porque no es la primera vez que tengo que esperar a que suceda algo, pero nunca han llamado a mi puerta para ofrecerme milagros, deseos o casualidades. Sí, es muy fácil decir: "no tienes que esperar, ¡cámbialo tú!" pero es demasiado complicado. Me di cuenta que no estoy hecha para mí, asi que he pesando que entonces te  podría mejorar las cosas a ti.
Podría cambiarte días agrios por dulces, podría cambiarte entrecortes de respiración por suspiros, medias lunas por sonrisas, el ruido de los coches por el canto de los grillos, incluso podría cambiar el intentar buscarte por poder encontrarte.

A veces, pienso que te haces la loca, y que entonces el mundo se está perdiendo una actriz increíble. Otras, me doy por vencida, porque creo que en realidad no te das cuenta de nada. Supongo que yo también hago muy bien mi papel, pero ya sabes que entre guiones solo hay marionetas con diálogos marcados que quizás pueden improvisar si ven que se les olvida algo; aunque ni eso puedo, tengo mi papel grabado a fuego en la mente como para dejarme llevar un solo instante.

Lo peor es que así seguirán pasando los días y cada hora que pasa me consume más el miedo. También sé lo que acabará pasando; me voy a atragantar con las palabras, esas que se me quedan enredadas en las cuerdas vocales sin poder decirlas o en mis manos sin poder escribirlas, y así día tras día, sabiendo que aún me quedan muchos más. Se hará una bola tan grande que empezaré a rodar impactando con todo, hasta que me haga añicos y ni si quiera sea capaz de recomponerme.

Y tú, no sabrás nada. O quizás, ya lo sabes todo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario