Se han enredado unas palabras que buscan llegar para
recibir. Tan inocentes, siempre con el mismo ciclo evolutivo en relaciones primarias
casi humanas. Nunca vas a ser persona si tu misión es quemar sin
quemarte, apúntatelo en la conciencia y clávatelo en el corazón.
No hay salida sin huida y aquí no hay
ninguna puerta pero me sobran llaves.
Ciega nunca las vas a encontrar.
Están lloviendo cuchillos y se me ha olvidado la espalda en casa,
no sé si te quedan huecos para clavar.
Si tuviera que cerrar los ojos y dejarme caer,
¿Tú me cogerías?
Si ya estuviera entre la distancia equivalente entre el aire y tus brazos,
¿Tú me cogerías?
Siento las baldosas frías.
Te ha pesado más el miedo de una rosa con espinas
que todo el amor de una flor que se marchita.
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