-Vamos a jugar a un juego- dijo
-¿Cuál?
-Uno en el que vas a perder
-¿Por qué estás tan segura de que
voy a perder?
-Porque lo has hecho durante toda tu
vida.
Estábamos frente a frente. Empezó a
barajar las cartas, como si no tuviera prisa en que
empezara el juego.
Cuando acabó, dio un golpe seco en el
suelo con ellas y me las fue repartiendo una a una,
boca a bajo. Me miro y me dijo que les diera la
vuelta y escogiera una de entre la mitad de la baraja que me tocó.
Quería pensar fríamente en escoger una por razonamiento, pero al
final me decanté por los impulsos que me producía una en
concreto. La cogí y le di la vueltamientras la miraba a ella.Tenía una
sonrisa en la cara como si ya supiera lo que le iba a decir. El
comodín.
Se la enseñé y solo me dijo: “ves?
Y así durante toda tu vida”
No entendía nada. -Todavía ni hemos
empezado a jugar, qué dices?- le dije
-No hace falta que empecemos, ya hemos
terminado. No lo ves?
-Qué tengo que ver?
-Tu carta.
-Es solo una carta! Me podría haber tocado cualquier otra, no vamos a jugar?
-Tu carta.
-Es solo una carta! Me podría haber tocado cualquier otra, no vamos a jugar?
-Lo que no entiendes es que no es solo
una simple carta, y sí, podría haberte tocado cualquier otra, pero
te ha tocado justo esa. Veo que no lo entiendes, no hay nada a lo que
puedas jugar.
Entonces volví a mirar la carta, y
entendí lo que quería decir. Yo era el comodín de mi vida, de tu
vida, de todo mi alrededor. Y no es fácil para un comodín escapar
de su destino, porque las demas cartas lo necesitan para poder
seguir jugando. Da igual lo que corras, donde vayas, donde te escondas, te encontraran para
que vuelvas a la baraja.
Solo alguna vez ese comodín podrá
salir de esa baraja, y hacer su mundo con sus propias reglas, sin
tener que depender de una reina de oro. Cuantas veces lo
cogieron solo para arrancarlo de las demas
cartas, siempre dejandolo en un rincon, o perdido
debajo del sofá, porque al fin al cabo ¿para que sirve un comodin? La mayoria
de veces aparece representado como un simple bufón, del
que poder burlarse, al que puedes ver débil, inútil.
Porque un comodín siempre tiene que esperar a que un juego requiera de
él para ser usado.
Tiempo, siempre estaba condicionado por
el tiempo, solo para que unas manos decidieran elegirlo
a él de entre toda una baraja, unas manos que nunca llegaban ni a rozarlo siquiera. Siempre acompañado de un tic tac que
le susurraba: “un poco mas,solo tienes que esperar
un poco mas, ya sabes que todo pasa por algo”
Cansado, un día se romperá el mismo
y expandirá uno a uno sus trocitos , camuflándose entre
pequeñas piedras, flotando en el agua hasta que se hunda
en las profundidades del mar y entonces, no habrá comodines a
los que dejar al azar. O incluso habría que cambiar las
reglas, porque tampoco puedes olvidar que irónicamente, el comodín
también es necesario y le puedes dar el valor que desees;
puedes hacer que sea tu horrible perdición o tu
alocada suerte.
Ten cuidado con el valor que desees,
porque entonces no habrá vuelta atrás
Mientras sirves de comodín a tantos seres queridos vas forjando tu personalidad por dentro, como un asado en horno prestado
ResponderEliminar